La
diablada de Oruro es un danza infernal de origen minero como expresión mistica
de supay (palabra en el idioma quechua referida al diablo), o del mal andino,
que manifiesta a la simbiosis cultural de la religión andina y de la
religión catolica, que tiene su origen en los inicios del periodo colonial,
cuando los mitayos, nativos de la época, ensombrecidos por su triste destino que
les condenaba a trabajar toda su vida en los socavones de las minas, en
compensación a esos sufrimientos, encontraron el mito del supay o diablo, una
esperanza o desahogo necesario, de respeto al tío o diablo que es el amo de los
socavones y devoción a la Virgen del Socavón o Virgen de la Candelaria.
Los mineros fueron en principio los que practicaron esta danza
(integrada por los mineros de San José) con exclusividad como devoción a la
Virgen del Socavón y reconociendo como la madre protectora del pueblo
trabajador. Hoy se halla integrada por personas de toda estructura
socioeconómica del medio.